¿Cómo será el Día del rescate de los 33 mineros chilenos?

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Un complejo rescate que tiene todos los ingredientes de una película de aventuras, será el que vivirán los 33 mineros atrapados a 600 metros bajo tierra. Desafíos médicos, técnicos, psicológicos y sociológicos son las claves del que ya se conoce como Día D.
Como todos esperaban la perforadora T-130 -conocida como Plan B- está a punto de llegar al refugio de los mineros. Ahora, con el primer objetivo conseguido queda lo más difícil sacarles de allí sin ningún peligro. Pero, ¿cómo va a ser realmente este rescate tan esperado?

La primera decisión

Lo primero que se desconoce es la fecha en la que se producirá. Todo depende de lo que se ha bautizado como el 'encamisado' y que consiste en recubrir el hueco perforado con metal para hacerlo más seguro.
Si finalmente se decide realizar el rescate no se comenzaría hasta mediados de la semana que viene. En cambio, si los técnicos de la perforación deciden que no es necesario ese recubrimiento, los mineros podrían ver la luz este mismo domingo.
Son muchas las opiniones sobre este encamisado. Algunos hablan de que es necesario para que no haya desprendimiento de rocas durante la subida de los hombres, mientras que otros aseguran que tal y como está ya es lo suficientemente seguro.

La 'jaula' Fénix

Además de los 33 hombres, la protagonista de ese día será la que ya se conoce como Fénix, la cápsula de cuatro metros de alto, 53 centímetros de ancho y 460 kilos de peso en la que uno a uno subirán cada uno de ellos. Por si hubiera algún problema hay preparadas tres cápsulas para el rescate.
La 'jaula', diseñada por astilleros y maestranzas de la Armada de Chile, está especialmente preparada para el rescate y cuenta con un sistema de ventilación y de comunicación, además de un sistema especial que permitirá a la persona que suba en ella desprenderse de ésta en caso de que haya una emergencia.
La cápsula cuenta con dos partes, una pintada de blanco -superior- y la otra de color rojo y azul y que conforma el módulo vital que podría desprenderse de la parte blanca si hubiera algún tipo de problema.

El momento del ascenso

Una vez se ponga en marcha el rescate, dos personas del equipo de rescate, un médico y un minero especializado (primero bajará el minero), descenderán hasta el refugio, comprobarán el estado de los mineros, observarán las capacidades de cada uno y coordinarán en que orden irán subiendo.
A partir de aquí la clave son las condiciones físicas y psíquicas de los trabajadores. El criterio con el que se decidirá quién sube primero y quién el último dependerá de quiénes son los más fuertes, los más débiles y los más hábiles. En primer lugar, subirán primero los más hábiles, después los débiles y en último lugar los fuertes.
Este criterio se debe a que los hábiles podrán ayudar en las propias tareas de rescate si fuera necesarios, y los fuertes están más capacitados para soportar durante más tiempo la ansiedad del momento.
Primero subirá un minero y una vez que se compruebe que todo ha funcionado correctamente y cómo se encuentra su estado de salud, se verificará el estado de la jaula, se volverá a probar y bajará el socorrista médico, con lo que comenzará la salida de todos ellos uno por uno en ascensos que durarán entorno a una hora.

El equipo de rescate

16 son los expertos que participarán en el Día D. Ocho pertenecen a la división El Teniente de Rancagua (la mina subterránea más grande del mundo); otros tres de la división de Codelco Andina, y otros dos de la mina Carola, en la región de Atacama. El resto son tres enfermeros de la Armada chilena. Todos son especialistas, bomberos y andinistas.
Sin embargo, de estos 16 sólo seis participarán directamente. Cuatro de ellos se quedarán en la superficie y los otros dos serán los que desciendan a las profundidades de la mina. Trabajarán en turnos de 12 horas en un rescate que se espera dure al menos 36 horas.

Ya en la superficie

Cerca de dos meses en las profundidades de la tierra no sólo les dejará consecuencias psíquicas que se tratarán con el tiempo. Lo que más preocupa a médicos y socorristas es su estado físico, por ello cada uno de los mineros llevará un aparato de medición corporal que medirá la frecuencia cardiaca, respiratoria, anaeróbica y la postura y temperatura corporal.
Además, llevarán unas lentes negras y grises que les protegerán de los daños oculares que puedan sufrir por la exposición del sol tras tanto tiempo bajo tierra.
Ya en la superficie está preparado un hospital de campaña muy cerca del orificio de salida donde recibirán los primeros cuidados como suero o antibióticos en el caso de que fuera necesario. De ahí pasarán a una carpa preparada donde ya se reunirán con sus familiares, momento que no será recogido por los miles de periodistas que se encuentran en mina San José por expresa petición del Gobierno y de los familiares.
Ya por último un helicóptero trasladará, tras ese primer reconocimiento, y de seis en seis a todos los mineros al hospital de Copiapó, donde se espera permanezcan internados uno o dos días dependiendo de sus condiciones.